jueves, 8 de mayo de 2014

A dedo... a Itacaré

Próximo destino... Itacare, unos 400 km al norte, nuevamente pasajes caros, nuevamente mochilas al hombro y a hacer dedo. Lo  primero que hay que averiguar para salir a hacer dedo es como llegar a la ruta, por supuesto, la que te lleva a tu próximo destino, en nuestro caso la 101. 


El día anterior habíamos averiguado y una amable señora nos explico.
Tomamos un bus (Brasileiro) desde el centro de Arraial, a la vuelta de la Iglesia, hacia Eunápolis. El bus salia a las 6.20 de la madrugada y el siguiente era al mediodía, previendo que íbamos a hacer dedo, salimos en el primero. El valor es de 10 reales ( y la mujer nos había explicado que cuando nos fueran a cobrar arriba le digamos sin seguro, porque sino te lo cobran mas caro) y son aproximadamente 70 km, recorre la ruta 367, sobre la cual te deja. Nos bajamos en la termina (Rodoviaria) de Eunápolis. Ahí mismo tomamos un micro de linea que nos salio 2 reales y le pedimos que nos bajara en la 101. Al subir al micro siempre les pedimos que nos abran las puertas de atrás o en algunos casos la del medio, para dejar las mochilas, nos bajamos y nos volvemos a subir por adelante, ya que los micros en Brasil, tienen molinete por los que pasas al pagar. Cuando fui hacia donde estaban las mochilas, me agache para guardar la billetera y en cuestión de segundos el chofer clavo los frenos y me di tan fuerte la cara con uno de los caños que me maree, perdí la estabilidad, caí para atrás y todas las personas del micro al unísono gritaron Uuhhhh!!!! Por suerte fue solo un golpe, duro un rato el dolor, pero nada grave!
Nos bajamos en la 101, donde aun era Eunapolis, estábamos en la ruta, pero en el medio del pueblo, lugar poco estratégico para hacer dedo, así que caminamos hacia un lugar con mas banquina donde pudieran frenar y buscando algo que los hiciera reducir la velocidad. Ahí estábamos nuevamente, al costado de la ruta, pero aun en el pueblo, con la gente que nos miraba como si fuéramos bichos raros, al rayo del sol, esperando que alguien frenara. Y después de 20 minutos... bingoo... a unos metros freno un auto rojo, levantamos las mochilas y corrimos hacia allá, del auto sale un señor de traje, muy petiso con barba, quien me recordó a un pastor evangelista. El era Marcelino y en el auto estaba Evandro, que nada tenia que ver con el aspecto de nuestro amigo el pastor. Nos acercaron unos 200 km hasta un pueblo llamado Itapabona. No nos podíamos mantener despiertas durante el viaje, habíamos dormido tan solo 3 hs la noche anterior. Otra vez nos cruzamos con buenas personas que se excedieron de su camino para dejarnos en una estación de servicio sobre la 101.
Aprovechamos ahí para comer el arroz que teníamos en  nuestros jarritos térmicos, el cual yo me había olvidado que tenia y cuando Dani lo menciono me puse tan contenta como si fuera a comer asado. Hay momentos y circunstancias en las que uno valora mucho las cosas que en la vida cotidiana, donde se nos olvida valorar lo que tenemos cada día.
Con la panza llena, mochilas al hombro, nuevamente a la ruta, al rayo de sol con cartel en mano y haciendo dedo. Tan solo diez minutos pasaron para que frenara George en su camión, subimos todo adelante, acomodamos las cosas detrás de los asientos y nuevamente avanzábamos camino a nuestro destino. George tenia una energía muy linda, una gran sonrisa. El no sabia donde era Itacare, pero nosotras sabíamos que estábamos en la ruta correcta.

Con nuestro amigo George
De repente, después de avanzar no mas de 20 km, Dani ve una cartel que indicaba Itacare a la derecha, pero nos pasamos. George preocupado frena donde había mas camioneros para preguntarles y ellos le indicaron que mas adelante había otra entrada a Itacare, así que seguimos camino.
Al avanzar un tramo, se ve que George no estaba tranquilo y frena su inmenso camión al costado de la ruta, frente a una estancia, cruza la ruta corriendo, averigua y le dicen que estamos cerca.
Después de unos minutos mas de viaje llegamos al cruce de rutas, así que ahí nos bajamos. No era el mejor de los lugares, muy solitario y encima vimos un cartel que decía 120 km a Itacare, cuando unos 60 km mas atrás en la otra entrada decía 102 km. Así que en vez de avanzar retrocedimos (si vienen del sur hacia el norte, recuerden entrar en el primer cruce)
El lugar no era muy lindo, empezamos a caminar y a menos de una cuadra nos frena una camioneta, de esas que no tienen doble cabina y son pequeñas, y nos avisan que era muy peligroso donde estábamos, que había bandidos. Era una amable señor con un chico (pintores, tenían la caja de la camioneta llena con sus herramientas de trabajo) Nos subimos a la caja y nos explica en un portugués casi inentendible que en unas cuadras nos tenia que esconder debajo de las mochilas, porque había un puesto policial y no permitían llevar gente en las cajas. Así que unos metros mas adelante freno, nos tuvimos que hacer bolitas en un espacio por demás reducido y nos coloco nuestras mochilas encima. Nos agarro un ataque de risa por la situación. Creo que no llegamos a hacer ni dos km, pero en esa posición  tan incomoda, se me hicieron eternos. Una vez pasado el puesto policial y el pueblo, nos volvimos a sentar. Avanzamos unos cuantos km y nos dejaron en Ilheus.

En la caja de la camioneta
Tuvimos que caminar mas de 15 cuadras con las mochilas a cuestas, hasta donde supuestamente salia el micro que nos llevaría a Itacare. El peso de las mochilas, el intenso calor, el calor, eran los causantes de que todo nos pareciera interminable. Llegamos a la parada de bus y después de un rato no venía, así que nos pusimos a hacer dedo. Sacamos el cartel que decía Itacare y en unos minutos nos freno un nuevo George en una camionetita, escuchando Phill Collins a todo volumen y cantando. Nos aviso que el se desvíaba en Camamú y que nos dejaba a 8 km de Itacare y que ahí nos podíamos tomar un micro. Charlamos bastante en el camino, nos recomendó algunos lugares para visitar y nos contó que el trabajaba con varias poblaciones de indios, haciendo trabajos de agricultura y agronomía... muy interesante.
Al igual que todas las personas buenas que encontramos en el camino, George no nos dejo a 8 km y nos alcanzo hasta el centro de Itacaré
A veces la palabra GRACIAS queda pequeña ante tanta amabilidad. Cuando uno sale de su circulo, de su rutina, se da cuenta que acá... en el mundo... hay infinita cantidad de personas buenas, amables y dispuestas a ayudar siempre.

Arraial D´Ajuda--- Eunápolis---Itapabona---Ilheus---Itacare
Unos 400 km y casi 8 horas de viaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hoy mi casa son dos mochilas y el mundo. Relato cada paso de mi viaje, intentando contagiar a quienes no se atreven a soñar.
Dejame tu comentario o cualquier consulta y a la brevedad recibirás mi respuesta.
Si te gusta mi blog, podes suscribirte por mail y además... compartirlo.