miércoles, 27 de agosto de 2014

Amazonas... En barco de Belém a Manaus

El día tan esperado había llegado, partíamos a la travesía que cualquier aventurero sueña con hacer, El Amazonas en barco.
Llegamos al puerto de Belem cerca de las 14 hs, con Nash, Jivon y Frank. Nuestro barco, el Amazon Star partía a la 18 hs. Hacia dos días que estaba con personas de habla inglesa, por lo que todo el día estaba esforzándome para entender y hacerme entender. 


Después de presentar el pasaje y hacer el check in, donde lo único que hacen es anotar tu nombre en una lista de pasajeros en una simpe hoja con una precaria tabla de excel, regrese donde estaban nuestras mochilas y la ví a Jivon charlando con dos chicos, a quienes a simple vista reconocí que eran argentinos, lo cual confirme después de un rato cuando uno de ellos me mira y me dice, YA nos vamos, inconfundible. Me acerque, nos presentamos y desde el minuto cero tuvimos muy buena onda. Eran Nico y Joaquín, en ese momento agradecí que ellos estuvieran ahí. Dos días atrás creía que iba a subir al barco sola y de repente estaba acompañada de  cinco personas mas.
A las 17 hs nos hicieron pasar a la sala de embarque. Nada era como yo había imaginado, como había leído en internet. El puerto era moderno, organizado, el barco enorme, hasta con aire acondicionado en el sector donde se colgaban las hamacas, no era lo que yo quería, pero el barco que yo quería salia desde otro puerto la semana siguiente (datos abajo de esta entrada). Igualmente nada me importo, era todo una aventura para mi, navegar el Amazonas durante cinco días y durmiendo en hamacas con personas desconocidas.


Ahí estábamos todos, nuevamente mas de cinco nacionalidades diferentes juntas, en la sala de embarque con una emoción inmensa, esperando a que nuestro barco zarpara.
Un poco después de las 18 hs abrieron las puertas, todos preparados para ingresar y comenzar la lucha para conseguir un buen lugar, donde poner las hamacas todos juntos. Primero pasaron las mujeres embarazadas, niños, ancianos y discapacitados, y últimos todo el resto. Entramos casi corriendo, al mejor estilo ganado.


Por supuesto que el barco no zarpo a horario, sino una hora y media después de lo pautado. Mientras esperábamos para salir, desde arriba del barco podíamos observar como cargaban todas las cosas que iban abajo en el deposito, muchas personas trabajando, mucho peso, yo transpiraba y me cansaba de solo mirarlos.


Al entrar al barco y ver los camarotes, los chalecos salvavidas, el sector del capitán, las habitaciones de los tripulantes, no pude evitar llevar a mi mente a una persona que paso la mitad de su vida arriba de diferentes barcos y quien en muchas ocasiones me llevo a visitarlos... Mi Papá. Miles de recuerdos volvieron a mi en cuestión de segundos.


Entramos en lo que seria nuestra gran habitación durante cinco días y para nuestra sorpresa había mas hamacas colgadas que la cantidad de personas que habían entrado antes que nosotros. Caminamos y al final del corredor había un espacio, bastante amplio, vacío. Como queríamos estar todos juntos nos quedamos ahí, a pesar de que nos había resultado raro que fuera el único espacio donde no había nadie. Después de pasar la primer noche pudimos entender porqué, el aire acondicionado apuntaba y disparaba directo a nuestras hamacas, por lo que a la noche nos sentíamos en un enorme frezeer, además de que esabamos al lado de la puerta del baño. No comprendía cual era la lógica que utilizaban en cuanto al aire, durante el día cuando el calor pasaba los 30° lo apagaban y durante la noche cuando bajaba la temperatura lo prendían. Yo no tenia nada para taparme, pero siempre me cruzo con personas lindas y amables, esta vez fue Joaquin quien me ayudo y me presto una manta, no solo durante los tres días que estuvo en el barco conmigo (ya que el se bajo en Santarem con Nico), sino que después de que se bajo, descubrí que el me la había dejado adentro de mi mochila. A todo esto,, esa misma noche, Mana, una chica francesa, también me presto una manta y Kim, un chico coreano, un buzo polar.
Una vez encontrado el lugar donde nos podíamos quedar todos juntos, amarramos las hamacas, para lo que Joaquin me ayudo nuevamente, después de que yo lo intentara dos veces y el nudo se desarmara haciéndole la mas mínima fuerza.


Uno se debe preguntar que hacen las personas arriba de un barco mas de cinco días en el medio del agua, y puedo asegurarles que las respuestas son muchas. Desde lo básico, comer, dormir, ducharse, interactuar con las otras personas, hasta lo mas maravilloso, como sentarse en la proa del barco, dejando que el viento pegue directo en nuestro rostro y sintiendo esa libertad absoluta, sintiéndote en paz, en silencio contemplando esa belleza inmensa que te rodea, la selva. Por momentos el barco se acerca a la costa y podes casi imaginarte inmersa en esa tupida vegetación, y otras veces se aleja, ya que hay tramos en el que el río es extremadamente ancho. Pero siempre, mires para donde mires hay algo para maravillarse; las aves, los arboles, los delfines rosas (botos los llaman en Brasil) que cada tanto se dejan ver, los atardeceres, los colores en el cielo, todo.



Algo que llamo mucho mi atención fue ver que cada vez que el barco pasaba cerca de alguna comunidad o de alguna casita perdida en la selva, se acercaban canoas, algunas a remo, otras a motor, y en la gran mayoría venían solo niños menores de diez años. Al principio me preguntaba que los incentivaba a acercarse tanto y después de unos minutos lo pude comprender, se acercaban en busca de comida, las personas desde arriba del barco, quienes ya sabían que estaban ellos esperando, les arrojaban comida, perfectamente envuelta para que no se mojara y que quedara flotando en el agua y ellos se pudieran acercar a buscarla. Algunos recibían, otros regresaban sin tanta suerte.



La primer noche nos acostamos tarde, notamos que casi todas las personas se dormían antes de las 22 hs. A las 6 hs de la madrugada del día siguiente entendimos el porque, cuando nos despertamos con el sonar bastante fuerte de una campana anunciando el desayuno, para el cual ni nos levantamos, ya que habíamos visto unos carteles con valores del desayuno, almuerzo y cena, y creíamos que lo teníamos que pagar. A la mañana siguiente descubrimos que el que había que pagar era el especial, pero de 6 a 7 hs el desayuno era gratis para todos, café y pan con manteca, por supuesto que todas las mañanas siguientes saltabamos de las hamacas con el sonar de la campana, desayunabamos y volvíamos a dormir un rato mas.

Por supuesto que nunca habíamos leído el segundo renglón
Pase los primeros tres días casi todo el tiempo con Joaquín, Nico y Jivon, pegamos muy buena onda. Comíamos juntos, jugábamos cartas, charlábamos, nos reíamos mucho, a carcajadas hasta que nos doliera la panza. 

Jivon, Joaquín y Nico
Todos ellos y varias personas mas, se bajaron en Santarem. Los días siguientes estuve casi todo el tiempo con Kim de Corea, Nash de Canada, Mana de Francia, Serena de Italia, Daniel de Colombia y Malik de Algeria.

Malik, Mana, Kim, Serena, Daniel y Nash
Y por supuesto algunos momentos sola, los que aprovechaba para escribir, leer, escuchar música, para sentarme y disfrutar de todo lo que la vida me esta regalando, el Río Amazonas, la selva, atardeceres increíblemente hermosos.


El Barco
Tiene tres pisos, en el de abajo de todo va la carga, desde un auto hasta cajones de tomates, zanahorias, melones, huevos, papas, alimentos de todo tipo y en grandes cantidades. En el piso del medio hay algunos camarotes, la sala grande donde van las hamacas, baños, que no eran de lujo pero tampoco el desastre que yo me imaginaba, el sector donde se desayuna, dispensers de agua. En el piso de arriba hay mas camarotes, un pequeño bar y en la popa una hermosa terraza, donde no se puede estar hasta que baje el sol, ya que este pega intensamente.










Episodios extraños
. El sentarme en silencio y observar, también me hace ver cosas no tan gratas, como por ejemplo, lo inconciente que aun son algunas personas y sin importarles nada, arrojan latas, vasos de plástico y todo lo que se imaginen, al rio, como si fuera un gigantesco tacho de basura y como si fuera lo mas normal del mundo. A un nene, de unos 14 años aproximadamente, lo vi justo, estaba cerca y no me pude callar, se lo tuve que decir, pero el solo se limito a mirarme y decirme que no me entendía, sin importarle nada. Lo peor de la situación es que la madre vio toda la secuencia y no emitió ni una palabra. Entonces yo me pregunte, como pretendemos que el nene sea conciente del mal que esta haciendo, si no se lo enseñan en su casa.
. Con el mismo nene ( que de nene no tenia nada, hasta fumaba) hubo un episodio el cuarto día, estábamos con los chicos en el sector del bar, y de repente vemos venir un tumulto de gente a los gritos, y entre quienes estaban el nene y una señora que le gritaba a el, diciéndole que le devolviera el dinero, que era lo único que tenia para darle de comer a sus hijos, el le decía que no lo tenia, la mujer se puso loca y a puño cerrado le pego en la cara por lo menos tres veces. El "nene" lloraba desconsoladamente, y decía constantemente que había sido otro de remera verde. Otra mujer le gritaba que lo demostrara, mas tarde nos enteramos que era su mama. De repente, estábamos en un puerto, aparecieron tres policías, se lo llevaron a la parte de atrás del barco y el nene terminó confesando que había sido el, pero que el no tenia el dinero, sino el otro. Resumiendo, varias personas del barco hicieron una vaquita y juntaron el dinero que le había faltado a la mujer y se lo dieron a ella. Y al nene no lo pudieron detener por ser menor de edad, se quedo en el barco, pero tenia que permanecer solo en el sector de las hamacas, cosa que después de una hora ya no cumplía.
. Una tarde estabamos sentados afuera y vimos que otro barco se nos acercaba demasiado, fuimos a averiguar que pasaba, estaban amarrando un barco con otro, nuestro barco se había roto, en un principio nos dijeron que era una hélice, pero después nos enteramos que era el timón lo que no funcionaba. Así que avanzamos durante horas hasta Santarem, remolcados por otro barco.

Tanto esperar y ahí estaba, navegando el río mas caudaloso del mundo y rodeada de la selva mas grande. Una vez mas, me senté y observe, observe afuera, el agua, los arboles, los delfines, las aves, la selva, que hacen que mis ojos no sepan hacia donde mirar, por momentos es todo verde, pero de repente todo se convierte en arco iris  predominan el amarillo, el verde, el rojo, el marrón, el celeste.



Escucho el ruido del agua que golpea en la costa y el ruido del agua provocado por el barco, así como también escucho el ruido del motor, que es muy fuerte, pero trato de concentrar mis oídos en los sonidos que me regala la naturaleza. Y observe adentro y vi una pareja con dos hermosas niñas (Melisa y Eduarda), a quienes no me canse de sacarles fotos y quienes el ultimo día me saludaron con un inmenso abrazo.

Melisa y Eduarda
Observe el comportamiento de las personas, aquellas amables que cada día me saludaban con una sonrisa, a los niños divirtiéndose con cualquier cosa que se les pueda ocurrir, a las personas que nos miraban de reojo cuando escuchaban que hablábamos otro idioma, a las personas que nos hacían preguntas acerca de nuestros viajes. Así como también observe a aquellas personas que no emitieron un saludo en cinco días, a las personas que arrojaban la basura al río, a las que se les olvido lo que es sonreír, observe a los tripulantes y note que muchos de ellos se olvidaban que trabajan con personas, relacionándose con ellas todo el tiempo, y a quienes parecía habersele borrado la sonrisa de su rostro para siempre.

Durante la noche las luces del barco no las apagan, principalmente en el sector de las hamacas, para evitar robos. Pero hay algunos sectores donde casi no hay luz, es mas oscuro y ahí es donde elegí sentarme e inclinar mi cabeza hacia el cielo y darme cuenta que millones de estrellas me observaban, satélites caminaban entre ellas, cada tanto una estrella fugaz corría y confundiéndome, creyendo que las estrellas se me acercaban, por momentos salían a danzar los bichitos de luz, los cuales hacia años que no veía. Un escenario único, que no tiene precio alguno, y que muy pocos pueden lograr apreciar y disfrutar. Ese escenario inmenso e iluminado que me hizo emocionar y me recordó que entre tantas estrellas, hay una enorme que me cuida en cada paso que doy. Ese escenario imponente, que junto a semejante río e inmensa selva, me recordaban que tan pequeños somos en este mundo.

El barco hace varias paradas en diversos pueblos durante todo el trayecto, pero nosotros solo bajamos en Santarem, donde fue la parada mas larga (mas de 3 horas) y donde increíblemente se puede ver el fenómeno llamado Encuentro de las Aguas, donde se unen el río Negro, de aguas más oscuras casi de color negro, con el río Solimões, de aguas más claras con tonalidad arcillosa. Durante 6 km las aguas de los dos ríos corren lado a lado sin mezclarse. Este fenómeno es producido por las diferencias de temperatura, velocidad y densidad del agua de los dos ríos, y las ultimas dos paradas fueron en Parintins y en Itacoatiara. 

Santarem
Encuentro de las Aguas
Parintins
Era asombroso ver como, cada vez que el barco atracaba en algún puerto, los vendedores de todo tipo de cosas se desesperaban por subir, no daban ni tiempo a que amarraran el barco, que ellos ya tenían un pie arriba, subían por lugares que ni se pueden imaginar, así como también algunos, se acercaban con un bote, con el barco en movimiento, lo ataban al mismo, y subían a vender. 



Cuando bajábamos en los puertos, compramos algunas cosas para comer, dimos unas vueltas y sacamos fotos. Una de las fotos, nos las sacamos casi todos juntos y no pude evitar comentarle a Serena lo primero que note al verla, en un mismo momento, en un mismo lugar, compartiendo la misma aventura, cinco personas de nacionalidades diferentes, cuatro idiomas, y le volví a repetir lo que digo todo el tiempo, esa magia solo ocurre cuando uno esta viajando, ese intercambio cultural, hablando diferente y haciéndonos entender.
Cuando sucede esa magia, quisiera gritarle al mundo, que cada uno de nosotros debería atreverse aunque sea una vez en la vida, a salir de la rutina, de lo que la sociedad impone, les puedo asegurar que se puede andar (aunque sea por lo menos por unos meses para algunos) como un caracol, con nuestra casa y nuestra vida a cuestas, en nuestros casos, las mochilas. Saliendo al mundo, saliendo de ese huevo llamado sociedad, uno puede entender que se puede vivir con muy poco dinero, poca ropa, sin tanto consumismo, sin querer mas cuando lo tenemos todo, sin tanta tecnología. Acá afuera hay una vida diferente, un mundo por descubrir, pero por sobre todas las cosas, mucho por aprender.


Habíamos salido el miércoles a las 19.30 hs y llegamos a Manaus el lunes a las 23 hs, pero nos habían advertido que el puerto era muy peligroso para salir de noche, entonces hablamos con el capitán y le pedimos permiso para pasar la noche en el barco, sin ningún tipo de objeción nos dijo que si.
Al día siguiente, a las 6 hs, nos despertamos, preparamos todo y después de cinco días inolvidables, pisamos tierra firme. Nuestra aventura había terminado.

INFORMACIÓN ÚTIL, difícil de encontrar en internet.

*Barco mas económico y no tan moderno:
  Navio Nelio Correa
  Sale los martes (cada 15 días) desde el Porto Marquez Pintos, en la estrada Nova
  Valor aprox. de 150 reales.

*Barco en el que yo viaje
  Navio Amazon Star
  Sale los miércoles a las 18 hs desde la Terminal Turística da Estacao das Docas, en la Puerta 15
  Valor 200 reales, yo lo pelie y lo pague 170.

Para mas información de otros barcos, le dejo el link de la pagina, igual no se confíen de todo lo que dice, porque no todo es igual en la realidad.

Barcos de Belém a Manaus y Viceversa






2 comentarios:

  1. Wow Humberto, genial. Estoy planificando para hacer ese recorrido y tu entrada está genial. Te dejo el mío; espero pronto poner este recorrido jeje.



    www.manuandworld.blogspot.com

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  2. Gracias Manuel por tu comentario. Dale para adelante que es un viaje increible. Buenos caminos. Saludos.

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Hoy mi casa son dos mochilas y el mundo. Relato cada paso de mi viaje, intentando contagiar a quienes no se atreven a soñar.
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