domingo, 11 de mayo de 2014

Barra Grande... pequeño lugar

Barra Grande es un pequeño pueblo, tranquilo, que preserva su estado natural dejando encantada a cada persona que lo visita. Conserva muchas cualidades y características de un antiguo pueblo de pescadores. Sus calles, únicamente de arena, casi sin vehículos, repleta de jardines coloridos y el canto de los pájaros, hacen que el paseo sea único.

Barra Grande

Nosotras viajamos de Itacare a Camamú. Tomamos un bus de la empresa Cidade Sol, cuyo valor es de 9,5 reales y tarda aproximadamente una hora.

Desde Camamú hay dos opciones para llegar en barco a Barra Grande:
. Una es la manera rápida en una lancha que sale seguido, que tarda algo de media hora, y el valor de 30 reales.

Lancha que tomamos a la ida
. La otra es en un ferry que sale únicamente de lunes a viernes a la mañana, tarda una hora y media, y el valor es de 8 reales.

Ferry que tomamos a la vuelta
Y nosotras que día fuimos a tomarlo? Sii... domingo. Cuando nos dijo 30 reales, nuestros ojos se abrieron tan grandes que en cuestión de segundos, después de decirle que era mucho para nosotras, nos bajo el precio a 20 reales, que es lo que supuestamente le cobran a los nativos. Creo que si le llorábamos un poco mas.... viajábamos por menos dinero.
Esperamos 10 minutos y embarcamos, la gente, como siempre, muy amable, ayudándonos con nuestras mochilas. El trayecto es muy agradable, hermosos canales que nos brindaban una vista increíble y mucho verde que contrastaba con el celeste del cielo. 


Durante el viaje conocimos a un chico (de quien no recuerdo el nombre) que nos había ofrecido una posada por 40 reales cada una la noche. Por supuesto que le dijimos que no, que era demasiado para nuestro presupuesto y en un abrir y cerrar de ojos de 40 nos lo bajo a 20 reales. Al llegar al lugar nos dimos cuenta el porque, como así también entendimos que en Barra Grande por ese valor no íbamos a conseguir nada. 

Muelle en Barra Grande
Del muelle donde atraco el barco, caminamos unos 30 mts por la playa y ahí estaba, una tranquera con salida directa al mar y un parque hermoso, lleno de palmeras y arboles de mango, todo parecía ideal. 

Entrada a la Posada de Ivette
La dueña del lugar, Ivette, nos mostró la habitación, que se yo, era pasable, lo mas chistoso era el sucio tul que colgaba desde el techo sobre la cama, nosotras creímos que era para los mosquitos, pero mas tarde nos dimos cuenta que cuando soplaba el viento caían cosas negras del techo. Pero lo mejor fue, que cuando abrimos el tul, ensuciamos mas de lo que estaba. A la noche, en vez de cubrirnos con ese tul, que estaba muy sucio, nos tapamos con el tul que teníamos guardado para nuestro viaje en barco por el Amazonas. 

Cuanto glamour
Seguimos recorriendo el lugar,  la habitación era un lujo comparada con la pequeña cocina, donde nada estaba limpio, donde daba impresión hasta poner cosas en la heladera, ya que había comida de meses atrás guardada en ella. 
Habíamos pagado las tres noches por adelantado y sabíamos que no íbamos a conseguir dormir por menos dinero que ahí, así que respiramos hondo y decidimos quedarnos. A la tardecita quisimos hacer una obra de bien y nos pusimos a limpiarle toda la cocina a esta solitaria mujer. Hicimos lo que pudimos. Muy gracioso fue, que mientras que nosotras estábamos intentando sacar la mugre de años, la señora Ivette (que después descubrimos que no estaba muy bien, tenia problemas con el alcohol) llega del supermercado con 4 latas de cerveza y pidiéndonos lugar en la pileta y quejándose horrorizada de la suciedad con la que venia la latita como para tomar directamente de ahí y quería lavarla... que ironía.
Al final de los días, después de pasarla maravillosamente, todo paso a ser una anécdota.



Barra Grande tiene un no se que, que me atrapo, una energía, una magia que no puedo volcar acá con palabras. Las casas son simples, pintorescas, con hermosos jardines. Las calles de arena, por la noche, iluminadas con luz tenue. Su pequeña iglesia en el centro del pueblo, hace que parezca un cuento.








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hoy mi casa son dos mochilas y el mundo. Relato cada paso de mi viaje, intentando contagiar a quienes no se atreven a soñar.
Dejame tu comentario o cualquier consulta y a la brevedad recibirás mi respuesta.
Si te gusta mi blog, podes suscribirte por mail y además... compartirlo.