lunes, 25 de agosto de 2014

Belem... Puerta de entrada al Amazonas

Después de muchas horas de viaje (unas 24 hs) desde Jericoacoara, después de varias paradas, y cuando digo varias, son realmente muchas, parecía un micro de linea, subía y bajaba gente en cada pueblito por el que pasábamos, por fin llegamos a Belem, la puerta de entrada al lugar que tanto esperé en este viaje, El Amazonas.



Belem es la capital del estado de Pará, es una ciudad envuelta por aguas fluviales y en la que a diario llegan riquezas provenientes del mar, la selva y las islas cercanas. Es una ciudad relativamente antigua y caótica, de razas demasiado mixturadas. En Belém no hay mar sino ríos, el Guamá y el Guarajá, que la bañan y nutren. Por ellos llegan cada día, desde las islas, la selva y el mar abierto, un centenar de embarcaciones, frutos, artesanías, aves y pescados.


Excepto por los edificios del centro, es una ciudad baja que se recorre a pie, en taxi o a través de su fluida cantidad de colectivos. La mayoría de las veces terminaras dependiendo del cordial asesoramiento de quien encuentres en el camino y que por lo general no hablará inglés ni portuñol, pero te sonreira y te ayudará.
En nuestro caso, llegamos a la terminal, salimos y comenzamos a averiguar por el Hostel Fortaleza, un chico chileno nos había pasado el dato en el camping de Jericoacoara. Una vez en la parada de buses conocimos a tres chicos de entre 18 y 21 años, quienes amablemente se ofrecieron a acompañarnos, ellos iban cerca, porque en la misma zona uno de ellos esa noche tocaba en una opera en el teatro mas importante de Belem. Llegamos al lugar, los chicos que viajaban conmigo decidieron quedarse en otro hostel que no recuerdo el nombre, por 30 reales la noche, pero no tenia wifi, y yo quería poder conectarme mas que nada con mi flia antes de subir al barco. Entonces me fui a averiguar al Fortaleza, que estaba en la misma cuadra. No solo que no me gusto, sino que me dieron una respuesta bastante extraña, que tenían wifi a partir del lunes (era sábado) De ahí me fui con uno de los chicos a averiguar a otro, El Palace Hotel,  con wifi y desayuno, pero la noche estaba 60 reales, salí corriendo de ahí, se iba de mi presupuesto. Volvimos donde estaban los chicos, yo no sabia que hacer, y cuando estaba a punto de resignarme y quedarme con ellos sin wifi, Alex, uno de los chicos que nos habían acompañado, que recién habíamos conocido, me dijo, yo te regalo la mitad del de 60 reales, por supuesto que le dije que no, que no lo podía aceptar, a lo que el contesto... para mi 30 reales no es nada, dejate ayudar. Y así fue, un pequeño de unos 20 años tuvo un enorme gesto conmigo.


Para seguir sumando amabilidad a mi viaje, les cuento una anécdota mas. A la noche fuimos todos juntos a una plaza, al lado del teatro donde tocaba Alex, a tomar unas cervezas. Le habíamos preguntado si podíamos entrar y nos dijo que las entradas estaban agotadas. Llegamos a la plaza y antes de sentarme, yo les dije a los chicos que me cruzaba hasta la puerta del teatro, solo para ver como era el mayor teatro de Belem, el Teatro da Paz, por supuesto que se me acercaron los vendedores de ultimo momento, intentando venderme entradas a 40 reales, a lo que les explique que no podía pagar eso y que no iba a entrar. Camine dos pasos mas y sentí una vos de mujer detrás de mi, que provenía desde adentro del teatro... Meninhaaaa gritabaa. Giro hacia ella y me preguntó si quería entrar (por supuesto en portugués), la miré como preguntándole si yo estaba entendiendo bien y se ve que comprendio mi cara y me dijo... Queres entrar gratis? Mi hija no va a llegar a horario. Por supuesto que le dije que si, agarre la entrada y corrí a avisarle a los chicos. Lo mas gracioso de todo esto fue, que cuando entre al teatro y mire a mi alrededor, pude observar que los hombres vestían de traje, las mujeres de vestido largo, tacos y pintadas por demás, mire hacia abajo y vi mis hawaianas, que tanto quiero, mi vestido de jean y mi rostro sin un gramo de pintura. La mire a la señora, le señale mi vestimenta y le dije que me daba un poco de vergüenza, ella se ríe, me dice que no pasa nada y me hace un gesto con la mano para que entremos.  En menos de cinco minutos estaba adentro, sentada en el teatro, en sexta fila, charlando de la vida, con esta señora que recién había conocido. 
En menos de dos horas había recibido dos gestos de amabilidad absoluta, de personas que ni siquiera conocía hasta ese momento.

Las fotos del teatro las tome prestadas de Google, ya que había ido sin mi cámara y sin mi celular, jamas imagine que iba a entrar a ver una ópera.


Al día siguiente, después del desayuno me fui al hotel de los chicos a despedirlos, ya que ellos se iban en avión hacia Manaus. Una vez mas, despidiendome de personas con las que me había encariñado y mucho, una vez mas me quede sola.

Una vez que ellos habían partido, yo necesitaba comenzar a averiguar sobre el barco que me llevaría a Manaus, como en casi todo Brasil, nunca te informan correctamente desde el inicio, me mandaron de aquí para allá, hasta que una señora me pudo decir el lugar exacto. El puerto de Belem es enorme y el lugar desde donde sale los barcos a Manaus es en la Terminal Turistica da Estacao das Docas, en la Puerta 15.
Llegue al puerto y enorme fue mi sorpresa cuando pregunte y me dijeron que el próximo barco salia recién el miércoles (era domingo). Me senté con el señor, me agarre la cabeza y me pregunte que iba a hacer tantos días en esa ciudad tan grande, que no me gustaba, que parecía peligrosa, en un hotel caro y sola. Además de estar peleandole el valor del pasaje al señor, quien me lo quería vender a 200 reales y un día antes de viajar me lo termino vendiendo a 170. De repente, mientras todo eso pasaba por mi cabeza, escucho una voz que le preguntó al señor si hablaba en ingles, como pude hice de traductora entre ambos y mi alegría fue enorme cuando descubrí que el también iba para Manaus, en el mismo barco que yo. El era Nash, un chico canadiense. La cuestión es que nos terminamos yendo juntos, el se quedo en el Hostel Fortaleza y yo me quede una noche mas en el que estaba, necesitaba, después de casi 4 meses, estar en un lugar sola, con mis cosas, sin compartir baño, ni nada con nadie. Al día siguiente me fui al Hostel Fortaleza con Nash, solo salia 20 reales la noche, y donde después conocí a Missi  de Inglaterra y Frank de EEUU.
En Belem, lo único que hicimos fue ir al Mercado Ver o Peso, distinguido como la feria libre más grande de América Latina, este mercado tradicional se encuentra sobre un antiguo mercado de pescados creado en el siglo XVII, junto al puerto. Tiene casi dos mil locales, y ofrece hoy un repertorio vivo de la historia y cultura paraenses. Podes encontrar desde frutas exóticas hasta hierbas medicinales, hay infinidad de productos regionales que hacen del mercado uno de los mayores focos turísticos de la ciudad. Y en el mismo, tenes la posibilidad de comer por tan solo 6 reales.






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