miércoles, 6 de agosto de 2014

Todo pasa por algo... todo

Hoy me encontré, sentada en la playa, pensando, mirando el mar, el atardecer y por primera vez sintiéndome sola. Yo se que este viaje lo había proyectado sola desde el principio, mi compañera se unió a último momento y sabía que en algún momento ella regresaba, pero nunca creí que fuera tan pronto y de repente. Uno se acostumbra, se encariña, es lindo compartir, desde lo mas mínimo, desde un mira que lindo esta el mar, hasta una discusión, una comida, una caminata, una decisión. Pero bueno, yo creo que todo en la vida pasa por algo, sera para mejor o para peor, pero así tenia que ser. Comienza un nuevo viaje para mi.


Desde que mi compañera de ruta se fue no estuve nunca sola hasta hoy, siempre uno conoce lindas personas en el camino. Pero hoy lo sentí, después de pasear por Olinda con Dori, una chica húngara que conocí, volví al departamento, no había nadie y me encontré preguntándome... y ahora que hago? Agarre mi cuaderno y mi birome y me fui a la playa sola, a escribir. No podía empezar, me agarraron unas inmensas ganas de llorar y llore ( es bueno limpiar un poco) y pensé mucho hasta que me tranquilice y me dije a mi misma... hace dos años que planeo esto y no voy a permitir que nada me lo arruine. si hoy me toca estar sola es porque tengo que encontrar algo o simplemente encontrarme, sera porque me esperan cosas diferentes o solo porque tiene que ser así.
Me detuve y comencé a observar, el estar sola hace que detengas la mirada en cosas o lugares en los que tal vez no la detenes cuando estas acompañada. Miro y veo, veo al hombre que esta sentado a unos metros de mi en las rocas, tiene una increíble vista del mar frente de el, pero el prefiere estar con la mirada hacia abajo puesta en la pantalla de su celular, veo a las personas que ingresan al agua a nadar muy tranquilamente a pesar de la cantidad de carteles que advierten la presencia de tiburones, veo a una pareja... ella esta hace mas de 30 minutos en el agua y el debajo de una sombrilla con su mirada puesta también en su celular, veo a una mamá con su hijita sentadas en las rocas, ambas con la mirada hacia el mar, después de un rato puedo ver que el primer hombre del que les hable con el celular, era el padre de la nena y ahora esta sentado junto a ella y le compra un helado, veo a una adolescente con discapacidad mental saltando y disfrutando de cada ola que llega hacia ella, veo a los turistas que pasan con sus mochilas detrás de mi, veo al señor de anteojos paseando a sus dos perritos, veo al vendedor de caldo que ya paso mas de tres veces enfrente de mi, veo como vuelan las palomas y como están al acecho de cualquier cosa que puedan comer, planean sobre mi y las observo... y de repente me vuelvo a ver a mi misma, sentada, mirando el mar, pensando, llorando y escribiendo todo esto que ustedes leen en este momento.

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Hoy mi casa son dos mochilas y el mundo. Relato cada paso de mi viaje, intentando contagiar a quienes no se atreven a soñar.
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