jueves, 14 de agosto de 2014

De Natal a Fortaleza... a dedo

Nuevamente a la ruta, pero esta vez eramos cuatro, Gala, Mamo, Sarah y yo. El dato de que bus tomar para llegar a la ruta 304 nos lo habían dado en la plaza del centro el día anterior, entonces que hicimos? Nos tomamos un bus a la plaza y esperamos el bus letra A Itapemirin, el cual tardó un largo tiempo en llegar. Subimos y después de unos 15 minutos de andar, Sarah con cara de sorpresa y muy tranquilo señala hacia afuera como diciendonos miren y estallamos de la risa al ver el estadio que habíamos pasado en el bus anterior, estábamos volviendo al mismo lugar. Eso significaba que desde donde estábamos podríamos haber tomado el bus directo a la ruta. Nos habían dicho de dos postos de gasolina que eran ideales para hacer dedo, El Dudu y el Chianca.


En un momento llegamos a una rotonda y vemos un cartel que decía Recife hacia el frente y Fortaleza hacia la derecha, para nuestra sorpresa siguió derecho. Nos paramos todos, preguntamos y nos dice que el posto de gasolina de Chianca estaba sobre esa misma ruta, que teníamos que volver e ir al posto Dudu. Tomamos un tercer bus, solo por 10 cuadras, nos bajamos en ese posto y cuando preguntamos nos dijeron que había un mejor lugar y nos señalan para el lado de donde veníamos, ya estábamos mareados. Comenzamos a caminar y Mamo entro a preguntar en una agencia grande de Ford (él trabaja en una en Argentina) para que nos orientaran y terminaron sacando dos autos y nos llevaron como unos 5 km más adelante y nos dejaron en un lugar estratégico para hacer dedo, donde había una estación de servicio, semáforo y una rotonda. Ahí nos quedamos, hicimos dos carteles, para separarnos de a dos (Mossoro- Fortaleza) y empezamos a hacer dedo. Primero probamos los 4 juntos pero no funciono, éramos 4 más una  mochila grande y una chica cada uno, imposible que nos levantara un mismo vehículo, a no ser que sea una camioneta grande. Entonces Gala y Mamo se fueron más adelante, yo me quede con Sarah.
El primero en frenarnos fue un señor con una camioneta que iba solo hasta Mossoro, le pedimos si nos llevaba a los cuatro y nos dijo que no podía porque tenía que pasar a buscar a otra persona más adelante, que si esa persona no subía, volvía por nosotros, no sé porque no nos subimos solo las dos (con Sarah decíamos... por algo no subimos), y por supuesto que nunca regreso.
A los 2 minutos nos frena un camión, yo corro, él baja la ventanilla del acompañante y me dice que lleva solo a dos,  no me convenció mucho para ir sola con Sarah, por lo que les dije a Mamo y Gala si querían ir ellos, iba hasta Mossoro, mitad de camino entre Natal y Fortaleza, ellos aceptaron y se fueron.
A los 40 minutos nos frena un auto con vidrios polarizados (no sé porque no me inspira confianza no poder ver a quien le hago dedo), baja la ventanilla del acompañante y nos pregunta para dónde íbamos, cuando le dijimos para Fortaleza, nos miró, sonrió y nos dijo… se sacaron la lotería... voy para allá. Nuestra alegría era inmensa, casi 600 km de un solo tirón.

Con Calunga
Él era Aldemir Calunga, quien durante las 6 horas de viaje nos contó mucho sobre su vida. Él es un sufista de 40 años que viajo mucho por el mundo, y en Puerto Escondido, México tuvo un accidente surfeando, tuvo fractura de cráneo y quedo en coma más de 10 días, el sentía que la vida le había dado una nueva oportunidad. Antes del accidente el con otras personas habían comenzado con un proyecto en la favela Titanzinho de Fortaleza (I.P.O.M), con el cual continua hoy en día y y cuya finalidad es promocionar la educación, el deporte, el arte, la cultura, el desenvolvimiento económico, combatir la pobreza y conservación del medio ambiente. Tienen un pequeño lugar semejante a una escuelita, con aulas donde enseñan a los niños  inglés, música, surf, costura, computación,  a hacer artesanías y les dan de comer. Los niños que pueden asistir al proyecto son los menores de 15 años, y una de las condiciones es que tienen que ir a la escuela.
Cuando pasamos por Mossoro, miramos con atención por si los veíamos a Mamo y Gala, pero no tuvimos suerte.
A las 19 hs ya estábamos en Fortaleza, antes de dejarnos en el hostel, Calunga nos llevó a dar un paseo por la Orla de Fortaleza, impresionante la cantidad de gente, las luces, la vida nocturna, la alegría y la paz de las personas.



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