martes, 17 de mayo de 2016

Sin invitación de Quito, directo a Baños

Después de un robo inesperado el año pasado en Quito, regresamos a Argentina unos meses a trabajar y a sacarnos el mal momento de encima. Hoy nuevamente salimos al camino, aunque se viaje una y mil veces, siempre cuesta un poco volver a salir, somos bichos de costumbre, así como nos adaptamos a estar lejos de casa y de los afectos, también nos sucede cuando estamos en la zona de confort. Cruzar la frontera entre esa seguridad y el misterio de viajar, el largarse a lo desconocido, cuesta un poco cada vez que lo hacemos. Pero justamente ahí es donde ocurre el encanto de animarse a salir de la comodidad, de dejarse sorprender por las cosas diferentes que nos suceden cada día viajando.



Quito de una manera otra nos demuestra que no tiene ganas de que lo visitemos todavía. El año pasado el robo, este año llegamos a medianoche, nos dieron solo 20 días de permanencia en Ecuador, el hostal económico donde le indicamos al taxi que nos llevara estaba cerrado, terminamos en uno carísimo para nuestro presupuesto, nos levantamos con la noticia de que Quito había temblado a mitad de madrugada y cerca del mediodía todo el mundo a la calle, volvió a temblar. Por lo que decidimos irnos hacia Baños.

Quito

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