Después de dos días de esperar, nos levantamos y había salido el sol, podíamos ir al Cerro del Corcovado, al Cristo, nos habían recomendado no ir con lluvia ni nublado, porque la vista no iba a ser la misma que en un día despejado, así que habíamos decidido esperar.
Nos tomamos un bus ( el 583) en la esquina del departamento por 3 reales que nos dejo enfrente de la base del Cerro del Corcovado. Para subir al Cristo hay dos opciones:
-Una son las vans que te cobran 20 reales y no te incluye la entrada, la cual abonas arriba 21 reales.
-Otra es el tren que sale 50 reales con la entrada incluida, sale apenas mas caro pero vale la pena, ya que el paisaje es maravilloso.
Ambos opciones salen con bastante frecuencia, no es mucho tiempo el que hay que esperar y es muy lindo el lugar para pasear un rato.
Subimos en el tren de las 11.20 hs , el Cerro tiene unos 710 mts de altura, a medida que ascendes, la vista panorámica de Río se va convirtiendo en algo único, se puede apreciar la inmensidad de la ciudad, con sus playas, sus calles, sus altos edificios.
Desde tal altura se pueden divisar las mas hermosas y famosas playas, como Ipanema, Copacabana y Leblon, así como también el Cerro Pan de Azúcar, la gran Laguna Rodrigo de Freitas, el Jardín Botánico, el Parque de Tijuca y el inmenso Estadio de Maracaná.
Y al llegar a la cima, enorme e imponente, observando toda la ciudad, se encuentra El Cristo Redentor con unos 38 mts de altura, sin contar los 8 mts que posee de base.
Fue construido por Héctor Da Silva Costa y el francés Paul Landowsky. La obra se comenzó en 1926 y se finalizo en 1931. En el año 2007 fue reconocido como una de las 7 maravillas del mundo. Sus brazos abiertos pueden observarse desde toda la ciudad de Río. Lógicamente fue creado con fines netamente religiosos, pero hoy en día, independientemente de esto, es considerado uno de los lugares mas emblemáticos de la ciudad.
La vista es increíble, invita a quedarse horas mirando hacia abajo y hacia todos lados, hacia donde mires algo te sorprende, algo hace que tus ojos se detengan, yo hubiera podido pasar horas en la cima si no fuera por la cantidad de gente que hay en el lugar, que hacen cola, se empujan y se miran con mala cara solo por sacarse una foto.
Nos quedamos sentadas a un costado un buen rato, no mirando hacia abajo, sino observando a las personas, que increíble es el ser humano.
Bajamos después de una hermosa mañana en la cima y nos tomamos un micro hacia la zona de Lagoa, uno de los barrios de clase alta de la zona sur de Río.
Su nombre se debe a que la mayoría de sus construcciones miran hacían el gran espejo de agua con un diámetro de 7500 mts, que es la Lagoa (Laguna) Rodrigo de Freitas. Comimos en el lugar, descansamos un rato y caminamos casi 10 km, pasando por Leblon e Ipanema, para regresar al departamento. Un gran día.
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