martes, 22 de abril de 2008

Tafí del Valle y Ruinas Quilmes

Tafí del Valle
Salimos de viaje con mi amiga Luciana. La idea era irnos a Tucumán en tren, pero fuimos a sacar los pasajes una semana antes y ya no había. Así que salimos en micro desde Retiro, unas 14 hs de viaje.
A las 8 de la mañana estábamos en Tucumán, y lo primero que hicimos fue ir a sacar lo pasajes de vuelta en tren. Como no nos queríamos quedar en la capital, nos sacamos los pasajes hacia Tafí del Valle, para lo que tuvimos que esperar un buen rato.



El camino que se recorre para llegar hasta Tafi es una belleza, rodeado por la Selva Tucumana, a través de la cual los caminos serpentean sin cesar permitiéndote ver unos imponentes acantilados.
Llegamos y nos hospedamos en El Hostal El Cardón ($30 x persona, tengan en cuenta que todos los valores que ponga están desactualizados) 
Tafi (Nombre que proviene de la palabra diaguita taktikllakta que significa "pueblo de entrada espléndida") está a unos 2000 msnm y esta rodeado de sierras, que hacen que el paisaje sea un regalo a nuestros ojos. 
Salimos a caminar y a 1 km aproximadamente, atravesando el Río Tafi por un puente y llegando a La Banda se encuentra el Museo Jesuita, en él pueden verse una colección de objetos pertenecientes a la cultura indígena,  y una capilla de precaria decoración originaria de los años de la misión jesuítica. Pinturas de la escuela cuzqueña, mesas y sillas, tallas de alfarería de la cultura Tafí, urnas funerarias, ollas, cántaros y otras cosas pueden apreciarse en el lugar.



Ruinas Quilmes
La noche anterior en el hostel habíamos conocido a Carolina y Lucho, así que salimos los cuatro juntos hacia las Ruinas Quilmes. Desde Tafí son unas dos horas de viaje y el micro te deja sobre la ruta y desde ahí hay que caminar unos 5 km, pero justo paso un señor en una camioneta que ofreció llevarnos e irnos a buscar por tan solo $ 5 cada uno, así que nos subimos y allá fuimos.


Después de transitar el camino de ripio y llegar al pie del Cerro Alto del Rey, desde lejos, mirando hacia arriba del cerro solo pueden verse marcas y huellas, pero a medida que te vas acercando podes apreciar de que se trata realmente, allí se levanta la imponente ciudad de los indios calchaquíes. Es una fortaleza construida con piedras; donde se pueden ver los corrales y los cactus que servían para el desarrollo de estas comunidades que criaban animales y sembraban quinoa, maíz y otras plantaciones que servían para alimentar a su gente. 

Luciana, Lucho y Carolina en las ruinas.

La parte más alta de lo que hoy llamamos ruinas era el lugar elegido para la defensa del enemigo. Primero fueron otras tribus y finalmente, los conquistadores españoles, los cuales llegaron hasta los valles calchaquíes y encontraron una fuerte resistencia, hasta que lograron derrotarlos.

La triste historia de los Indios Quilmes 

Luego de diversos enfrentamientos, el gobernador de Tucumán invade el valle, reduciendo a los pueblos alzados que, azotados por el hambre y el aislamiento, son desarraigados de sus cerros y repartidos a los Españoles.
Los Quilmes habían habitado hasta entonces los Valles Calchaquíes, adonde llegaron escapando de la dominación Inca. Estos fueron inicialmente resistidos por los locales pero luego, llegaron a convivir de manera pacífica. Cuando llegaron los españoles, encontraron un grupo de pueblos agricultores habitando esta comarca. 
Los sucesivos intentos de someterlos a la esclavitud llevaron a varias guerras, pero no lograron la doblegación de los Quilmes hasta que a su llegada, los españoles encontraron un único pueblo o, mejor, una única familia de pueblos habitando aquella región.
En 1664 se los ataco, se los arrinconó y se les cortó su provisión de agua. Por lo que debieron rendirse. Esto indicaba que iban a ser desterrados.
Unas 260 familias fueron obligadas a caminar desde su tierra hasta la actual Quilmes en 1666. Al poco tiempo se levantó una capilla para la “cristianización” que se llamó La Santa Cruz de los Quilmes.
Para el año 2005 se sabia que eran aproximadamente 200 los descendientes de los Quilmes y la gran mayoría se encuentra en Tucumán.


Después de pasar un día increíble, fuimos a la entrada a esperar a la camioneta que nos venia a buscar, ahí conocimos a un francés, Cuven, que iba bajando hacía Amaicha. Comimos todos juntos, el se fue y nosotros nos quedamos esperando en micro hacia Cafayate al costado de la ruta, mientras tanto hacíamos dedo, después de un ratito, un matrimonio en una camioneta nos levanto a los cuatro y nos llevo los 60 km hasta destino.



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