jueves, 13 de julio de 2006

Tepoztlan y su leyenda

Para no variar desde la estación de metro Taxqueña nos tomamos un micro hasta Tepoztlan, el viaje es de una hora aprox.
Es un pueblo que posee unas callecitas y unas vistas que quitan el aliento, es imposible no dejarse seducir. Esta rodeado por el Cerro del Tepozteco y es tierra de misticismo, artesanías, clima inmejorable y relajación, pero sobre todo de buena vibra y energía que revitaliza.

Tepoztlan

Nosotras fuimos con la idea de llegar al pueblo y comenzar con el ascenso al Cerro del Tepozteco, y así fue. Es imprescindible llevar buen calzado y agua, es una hora y media de ascenso dependiendo del ritmo de cada uno, y en el camino se sortean piedras, agua, barro y otras dificultades que hacen del ascenso toda una aventura. Una aventura que vale la pena y cuyo esfuerzo se compensa con la belleza del paisaje.

Ascendiendo a la Pirámide

Al llegar a la cima te encontrás con la Pirámide del Tepozteco construida en honor al dios del pulque, la fecundidad y la cosecha, Ometochtli-Tepoxtécatl . La pirámide conocida como la Casa del Tepozteco mide 9.50 metros de altura.
El edificio del templo está constituido por dos cuartos. El primer cuarto funcionó como un vestíbulo y al centro se observa una oquedad de forma rectangular en la cual se encontraron restos de carbón y copal.

El segundo cuarto es donde probablemente se encontraba la escultura del dios para llegar allí se atraviesa una puerta formada por dos pilares convertidos en muros laterales. Además, en esta zona arqueológica existe el templo del Tepoztécatl que fue modificado en varias ocasiones, la más importante, se le agregaron sillares con relieves que forman una banqueta y una pequeña cornisa saliente.

Templo

Se desconoce la fecha exacta de su fundación, pero se calcula que la pirámide del Tepozteco se construyó hacia el año 1150. Además, se sabe que entre 1441 y 1469, Moctezuma Ilhuicamina, emperador azteca, conquistó 33 pueblos, entre ellos Tepoztlán. Por esta razón, se pagaban tributos al imperio azteca. Más tarde, Hernán Cortés se adjudicó ésta y otras poblaciones.

Leyenda del Tepozteco

Cuenta la leyenda que una doncella solía bañarse en la barranca de Atongo. Se decía que en las barrancas "dan aires", pero la doncella no lo creyó; y así, al cabo de un mes se supo embarazada. La doncella se presentó a sus padres y, avergonzada, les confesó su embarazo. Al nacer el niño, el abuelo hizo varios intentos para deshacerse de él. En una ocasión lo arrojó desde una gran altura contra unas rocas, pero el viento lo depositó en una llanura; en otra ocasión, fue dejado cerca de unos magueyes, pero al poco tiempo las pencas se doblaron hasta llegar a su boca, para darle de beber aguamiel. En otro intento por deshacerse del niño, fue arrojado a hormigas gigantes pero éstas, lejos de picarlo, lo alimentaron.

Cuenta también la leyenda que una pareja de ancianos, que descubrió al bebé abandonado, lo adoptó. Se trataba de Tepoztécatl, posterior patrono de Tepoztlán. Muy cerca del hogar de Tepoztécatl vivía Mazacuatl, una temida serpiente de Xochicalco, a la que los pobladores alimentaban mediante el sacrificio de ancianos. Un día, los mandatarios del pueblo anunciaron al padre adoptivo de Tepoztécatl que debía ser sacrificado a esta serpiente. Tepoztécatl se ofreció a acudir al sacrificio en lugar de su padre. Salió rumbo a Xochicalco, y en el camino fue juntando aiztli, pequeños pedazos filosos de obsidiana, que iba guardando en su morral. Al llegar a Xochicalco se presentó ante Mazacuatl, la enorme serpiente que, de inmediato, lo devoró. Dentro del vientre de Mazacuatl, Tepoztécatl utilizó los aiztli, y con ellos desgarró las entrañas de la temida serpiente. Durante su viaje de regreso, pasó por una celebración en la que se utilizaban el teponaxtli, especie de tambor, y chirimía, (flauta). Tepoztécatl deseó tocar estos instrumentos y, al verse impedido, envió una tormenta que arrojó arena a los ojos de todos. Cuando reaccionaron, el niño había desaparecido con los instrumentos: se oía a los lejos el sonido de ambos. Lo persiguieron y cuando ya lo alcanzaban, se dice que orinó y formó así la garganta que atraviesa Cuernavaca. Llegó a Tepoztlán y tomó posesión de los cerros más altos. Se posó sobre el cerro Ehecatépetl, y como no podían llegar a él, quisieron derribarlo, cortando la base. Fue así como se formaron los “corredores del aire". Tepoztécatl gozó de amplia consideración en su pueblo natal y fue designado Señor de Tepoztlán y sacerdote del ídolo Ometochtli (Dos Conejo). Pero años después desapareció, no se sabe si murió o se fue a otra parte, pero hay quienes dicen que se fue a vivir junto a la pirámide, para siempre.


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