jueves, 28 de septiembre de 2006

Cancún, la maqueta del Caribe

Después de 5 meses de estar viviendo en Distrito Federal, de pasear por sus alrededores, y a días de volverme a Argentina, me dije a mi misma que no podía volver a mi país, sin conocer el Caribe, estando tan cerca. No sabia si en algún momento iba a poder volver.
Y así fue, el 30 de Septiembre salimos rumbo a Cancún, con una ansiedad, un entusiasmo y una ilusión que nadie se imagina.




Llegamos, buscamos hotel en el centro, dejamos todo y nos fuimos a la playa en la zona hotelera. Mis ojos no entendían lo que veían, mar turquesa, arena blanca (que en realidad parecía harina) que no quemaba los pies y la sensación al tocar el agua fue única, no podía creer la calidez de la misma. Agua tibia en el mar. Viviendo en Villa Gesell, eso era casi irreal para mi.

Pero mi gran desilusión llego cuando en vez de mirar al mar, mire hacia mis espaldas, las inmensas construcciones, paredones que separaban el paraíso natural de ese "paraíso" material, una maqueta inmensa. Y algo que no pude entender en ese momento y sigo sin entender fue el ver a  la gente dentro de las piscinas, en ese lugar, dentro de piscinas de cemento, cuando a tan solo 10 mts tenían una enorme y natural... El Mar., que te invitaba a bañarse en sus aguas calmas del Caribe.
Pero es así, cada uno disfruta a su manera, no?

Me terminé de dar cuenta de que Cancún no era ese paraíso que veía en las revistas, sino solo el paraíso de la gente que prefiere los all inclusive antes que salir a vivir el lugar, cuando conocí Playa del Carmen 4 días después, lugar al que en ese mismo momento me prometí volver y así lo hice 2 veces,  3 y 5 años después. Contare mis andanzas en Playita en futuras entradas.

Una cosa le agradezco a Cancún, y es que tenga el puerto desde donde se toma el ferry a Isla Mujeres, un lugar soñado, del cual también hablare en mis próximas entradas.


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