Si vienes a Salvador de Bahía, no puedes dejar de ir a ver a Olodum. Escucharlos tan solo cinco minutos, bastan para que te inyecten una dosis de alegría al alma. Su ritmo, su energía, sus sonrisas, sus colores, todo el conjunto de sensaciones positivas hacen que te olvides del mundo y te sumerjas en esa felicidad infinita, contagiándote de una incontrolable ganas de bailar.
Hoy tuve la suerte de verlos y escucharlos en vivo, y en un momento en el que había mucha gente, durante el partido de Brasil vs Chile. Tocaron antes, durante y después del juego. Al finalizar los penales y Brasil pasar a cuartos de final, Pelourinho exploto de alegría al ritmo de los tambores.